Todo partió de la medusa Aequorea victoria, de donde se extrajo la proteína GFP, cuyas propiedades hicieron que la investigación biomédica avanzara espectacularmente. «Con la ayuda del GFP, los investigadores desarrollaron métodos para observar procesos que eran hasta ahora invisibles, como el desarrollo de las células nerviosas en el cerebro o sobre cómo proliferan las células cancerígenas». Esta proteína tiene la particularidad de emitir fluorescencia bajo rayos ultravioletas (UV) sin ayuda de otras sustancias.
Proteína milagrosa
Fue Osamu Shimomura, nacido en 1928 en Kyoto, el primero que observó a inicios de los años 60 esta medusa que adquiere color verde cuando se agita.
El estadounidense Chalfie, nacido en 1947 y profesor de biología en la Universidad Columbia en Nueva York, concibió a finales de los 80 las aplicaciones que podría tener esta proteína milagrosa para la biomédica. Logró en especial identificar el gen que controla la GFP, lo que facilitó su utilización en laboratorios, en especial en la investigación del gusano llamado C. elegans. La fluorescencia del GPF hizo posible localizar proteínas en células y rastrear sus desplazamientos.
El tercer Nobel, el estadounidense Roger Tsien, nacido en 1952 y profesor desde 1989 en la Universidad de California, en San Diego, amplió más los alcances del descubrimiento al lograr colores todavía más intensos.
Ahora los investigadores pueden, gracias a la GFP, seguir la evolución de las células, por ejemplo los daños causados por la enfermedad de Alzheimer. En una experiencia espectacular, investigadores diferenciaron células nerviosas del cerebro de un ratón con un caleidoscopio de colores.
El año pasado, el premio Nobel de Química fue otorgado al alemán Gerhard Ertl por sus trabajos sobre aplicaciones industriales que van desde fertilizantes a tubos de escape catalíticos.
Los premios Nobel , que se entregaron por primera vez en 1901, fueron fundados por el industrial sueco Alfred Nobel , quien deseaba que tras su muerte, en 1896, se distribuyera su fortuna anualmente en forma de premios. Los tres ganadores del Nobel de Química compartirán un cheque de 1,02 millones de euros y recibirán su premio el 10 de diciembre en Estocolmo.
2 comentarios:
El conocimiento de la naturaleza recompensa al hombre una vez más: una medusa nos puso sobre la pista de la existencia de las proteínas fluorescentes hace 40 años. Hoy la proteínas flourescentes han alcanzado tal importancia que se concede un Nobel a investigadores en este campo.
Saludos
Enrique
Excelente avance, esperemos que se materialice y sirva como ayuda a muchas personas con cáncer. En cualquier caso, es una excelente noticia.
Rosa
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